Albaida del Aljarafe: Su historia desde la prehistoria
La actual Villa de Albaida del Aljarafe tiene sus raíces en la fundación turdetana, siendo denominada Kaelia, y probablemente tuvo gran importancia durante la dominación romana. De esta época, se conservan restos de una fábrica romana en el sitio conocido como la Fuente Archena, donde se encuentran arcos y vedas en el subsuelo. También destaca un subterráneo abovedado, posiblemente de origen árabe, ubicado en la casa de doña María Hurtado. Aunque no se ha explorado completamente debido al bloqueo de su entrada, se extiende por toda la manzana de casas entre las calles Iglesia, Cristo Rey y Don Fadrique.
El nombre de LAELIA se le atribuye debido a que fue un municipio romano que acuñó bronces. Se conocen ocho series de monedas o medallas autónomas, divididas en cuatro mayores y cuatro menores. La mayoría de ellas presentan bustos de emperadores y atributos agrícolas en el reverso, siguiendo la práctica de la época de representar en las monedas las producciones e industrias de los lugares respectivos que las acuñaban. En el caso específico de Albaida (Laelia), las monedas mostraban espigas de trigo o palmas en su reverso. Estos ejemplares se encuentran en diversas colecciones de museos y en manos de particulares.
Durante el período árabe, la localidad era conocida como Al-bayda, que significa «La Blanca», en respuesta a una clasificación topográfica y física genérica. Se encuentran vestigios árabes en los alrededores de la llamada Fuente Salobre, siendo notables durante excavaciones en la zona.

La historia y el origen de Albaida del Aljarafe
Conquista de Albaida del Aljarafe (1246)
La conquista de Albaida del Aljarafe tuvo lugar en 1246, durante las últimas operaciones conquistadoras de Fernando III en los alrededores de Sevilla. El maestre de la Orden de Santiago, don Pelayo Pérez Correa, fue quien la conquistó y pasó el invierno en ella en dicho año.
Capitulación de Sevilla (23 de noviembre de 1248)
Posteriormente, el 23 de noviembre de 1248, la ciudad de Sevilla capituló, marcando un hito en la consolidación del territorio.
Período Posterior a la Muerte de Fernando III (1252)
Después de la muerte de Fernando III en 1252, la conquista se vio prácticamente detenida debido a la necesidad de organizar los extensos territorios ocupados en los años anteriores. Durante los primeros años del reinado del nuevo monarca, Alfonso X, se centraron en consolidar la obra organizadora y repobladora de su padre.
Repartimiento y Vicisitudes en el Siglo XIII
Este período se caracterizó por el repartimiento, un proceso que se explicará más adelante. La asignación definitiva de Albaida al Cabildo Catedralicio fue turbulenta e indecisa en el último tercio del siglo XIII. Antes de formar parte del patrimonio de la Catedral de Sevilla de manera definitiva, Solúcar de Albaida experimentó varias vicisitudes.
Don Frederic y el Repartimiento
Inicialmente, según el Libro del Repartimiento, la alquería de Solúcar Albaida fue otorgada como donadío mayor por el rey Alfonso X a su hermano don Frederic (Fadrique), convirtiéndolo en el primer señor de Albaida según el Repartimiento.
Cambios de Posesión y Conflicto con Don Fadrique
Debido a la personalidad conflictiva de don Fadrique, la posesión señorial de Albaida pasó por diversas vicisitudes, alternando entre la Iglesia de Sevilla y las posesiones de don Fadrique. Finalmente, regresó al señorío de la Iglesia y, específicamente, al Cabildo Catedral, que ejerció el señorío hasta su enajenación en 1578.
Repoblación por el Cabildo Catedralicio (1302)
En 1302, el Cabildo Catedral mandó repoblar Albaida, marcando un evento de gran trascendencia en la historia de la localidad.
La Torremocha de Albaida del Aljarafe
Polémica sobre el Origen de la Torremocha
La Torremocha de Albaida ha sido objeto de controversia sobre su origen arquitectónico, sin resolución definitiva. Dos hipótesis compiten: una sugiere un origen árabe con reconstrucción posterior, mientras la otra, basada en una inscripción gótica en su fachada, atribuye su construcción al infante don Fadrique.
Posible Construcción en 1253
Si la segunda hipótesis es válida, la Torremocha habría sido construida alrededor del año 1253. Su ubicación al noroeste de la iglesia parroquial destaca su función defensiva o militar, siendo una torre aislada para la vigilancia de los extensos terrenos circundantes.
Características Arquitectónicas
Conocida también como Torre de don Fadrique, tiene una planta rectangular de 10.15 x 8.30 metros, construida sobre un zócalo elevado de 2.40 metros. La estructura, principalmente de hormigón, presenta cantería en las esquinas y en la puerta principal. La puerta, ubicada en la fachada al noroeste, requiere acceso mediante una escalera de mano.
Detalles Arquitectónicos y Estructurales
La puerta tiene un dintel despiezado inscrito en arco escarzano con una concavidad circular en la cara exterior. La estructura cuenta con muros de 1.65 metros de espesor y una cámara interior de 2.25 metros cuadrados, probablemente cubierta por una bóveda de arista. Las rampas hacia la plataforma superior y las bóvedas de arista son de ladrillo.
Elementos Defensivos y Ausencia de Vestigios
En la fachada sureste hay saeteras con arcos apuntados, indicando elementos defensivos. No se encuentran vestigios de edificaciones alrededor, sugiriendo que la Torremocha pudo ser una construcción aislada, reforzado por su puerta de entrada y la denominación popular de «Torre fuerte».
Testigo de Eventos Históricos
La Torremocha ha sido testigo de eventos significativos, como la toma de posesión jurisdiccional del término en 1578. Desde 1877, el escudo de la Villa incluye la referencia a la torre, proporcionando una visión detallada de su estructura y relevancia histórica en el siglo XIII en la Villa de Albaida.
La Repoblación: 1302, la CARTA-PUEBLA en Albaida del Aljarafe
Propósito de la Repoblación en Albaida
El propósito de la Repoblación en Albaida era aprovechar tierras semiabandonadas y casi improductivas, estableciendo grupos humanos para aumentar las rentas de la persona o entidad que respaldaba la repoblación. En el caso de Albaida, el Cabildo de la Catedral Hispalense lideró este esfuerzo, basándose en la Carta-puebla que se detallará a continuación.
Desafíos y Posible «Primera Repoblación»
Aunque los textos previos no hacen referencia a la «primera repoblación» de Albaida después de la conquista, se especula sobre los desafíos enfrentados por la localidad. Entre ellos se encuentran los rigores de la guerra, la migración posterior a la conquista, el éxodo de mudéjares en 1264 y las devastaciones causadas por saqueos en 1277 y 1285. A pesar de estos desafíos, se sugiere que Albaida conservó un núcleo de población, según se indica en la Carta-puebla.
Concesión de la Carta-puebla por Aparicio Sánchez (1302)
En los albores del siglo XIV (1302), Aparicio Sánchez, deán del Cabildo Catedralicio de Sevilla, otorga una Carta-puebla a los pobladores de Solúcar de Albaida. Albaida, poblada desde sus orígenes, vuelve a ser el primer lugar que impulsa su población. Aunque la Carta-puebla menciona los nombres de los repobladores, no proporciona indicios sobre su procedencia. Se sugiere que, a diferencia de la «primera repoblación» del siglo XIII, estos pobladores no eran castellanos o leoneses traídos específicamente, sino probablemente agricultores locales.
Marco Legal y Revitalización de la Población
En 1302, Aparicio Sánchez autorizó a 28 pobladores a «poblar e labrar la nuestra aldea de Solúcar d’Albayda». Aparentemente, Albaida ya estaba poblada, aunque en número reducido. La Carta-puebla proporcionó un marco legal, como se deduce de los apartados /2/ y /19/, otorgando derechos sobre casas y viñas existentes, revitalizando así la población.
Naturaleza y Conservación de la Carta-puebla
La Carta-puebla es un documento en el cual el Cabildo Catedralicio Hispalense establece condiciones para los habitantes de Albaida. Es típico de la conquista y destinado a favorecer la repoblación. La Carta-puebla de Albaida se conserva en el Archivo del Cabildo Catedral de Sevilla. Aunque el texto original se perdió, existe una copia realizada en 1312, reconstruida consultando el registro del escribano Orden Gil, relacionado con los pobladores de Albaida.
La venta del Señorío al II Conde de Olivares en Albaida del Aljarafe
Cambios en la Distribución de Tierras (Principios del siglo XVI)
A principios del siglo XVI, la distribución de tierras en el Aljarafe mostraba que el 74% eran tierras del alfoz sevillano, el 17.5% eran señoríos eclesiásticos, y el 8.5% eran señoríos laicos, según el Censo General de 1534. Sin embargo, a partir de esa fecha, estos porcentajes se invertirían radicalmente.
Enajenación de Tierras por Carlos I (1529-1538)
Carlos I, debido a los enormes gastos de la defensa de la Cristiandad, obtuvo bulas de Clemente VII y Paulo III en 1529 y 1536, respectivamente, permitiéndole enajenar hasta 40,000 ducados de las rentas de las órdenes militares. Este proceso incluyó la desmembración de lugares como Villanueva del Ariscal y Castilleja de Alcántara.
Oleada de Ventas en el Reinado de Felipe II (Segunda Mitad del siglo XVI)
Durante la segunda mitad del siglo XVI, bajo el reinado de Felipe II, se produjo otra oleada de ventas. La naturaleza de las tierras enajenadas, propiedad de la Iglesia, requería la autorización del papado. A través de un Breve concedido por el papa Gregorio XIII en 1574, se permitió al rey de Castilla enajenar bienes eclesiásticos por valor de 40,000 ducados para sufragar los gastos de las guerras en defensa de la Catolicidad. Entre 1578 y 1579, se realizaron las ventas de Albaida y Quema, reduciendo así el señorío eclesiástico del Aljarafe.
Origen de Olivares y Desvinculación de Heliche
El origen de Olivares se remonta al Repartimiento como la alquería llamada Torculina o Tercolina. En el siglo XV, fue un señorío de los Ribera y luego vendido a Juan Pacheco, marqués de Villena, en 1459. En el siglo XVI, pasó a la Casa de Medina Sidonia, bajo cuyo señorío estaba en 1493. No tiene relación con Heliche, cuya propiedad coincidió con Olivares solo cuando fue adquirida por el I Conde en 1538.
Compra de Albaida bajo el Señorío de Enrique II Conde de Olivares
Cuando don Pedro de Guzmán murió, lo sucedió su hijo don Enrique, II Conde de Olivares, bajo cuyo señorío fue comprada Albaida.
Proceso de Enajenación y Venta (Siglo XVI)
El proceso implicaba que, tras la bula pontificia, una Cédula real desmembraba el lugar del señorío, incorporándolo a la Corona. Luego, se determinaba el monto de las rentas mediante un comisionado del rey, y el vendedor recibía una «compensación» por el importe del monto señalado en forma de «juro». Después de esto, la Corona tomaba posesión del lugar y procedía a su nueva venta y traspaso al señor secular.
Venta de Albaida al II Conde de Olivares (1578)
Tras varios intentos fallidos de venta por parte del Cabildo, en 1578 se inició el proceso que culminaría con la venta de Albaida al II Conde de Olivares, don Enrique de Guzmán.
Sucesión y División de Bienes (Siglo XVII)
Tras la muerte de don Enrique de Guzmán, su hijo don Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque, heredó el Estado de Olivares, incluyendo Albaida. Tras la muerte del Conde-Duque, sus posesiones se dividieron entre el Estado de Olivares y el señorío conformado por el marquesado y mayorazgo.
Unificación de Títulos en el Siglo XVIII
La parte del señorío correspondiente a Luis Méndez de Haro pasó a su hijo Gaspar de Haro y Guzmán, y luego a su hija Catalina de Haro y Guzmán. Al contraer matrimonio con don Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba, y tras la muerte de este en 1733, sus títulos y posesiones recayeron en su hija y heredera, María Teresa Álvarez de Toledo Haro y Guzmán.
Fin de los Señoríos y Constitución de Albaida como Municipio (Siglo XIX)
Con las desamortizaciones del siglo XIX, Albaida quedó libre de los lazos señoriales, constituyéndose como municipio y superando obstáculos para mantener su autonomía.